D-Sack®. Un pequeño cambio. Una gran diferencia.

Un cambio en el embalaje del cemento es algo que normalmente pasaría desapercibido. Pero si el nuevo envasado es el D-Sack®, es decir, el saco de cemento que desaparece en la hormigonera, notará entonces una mejora inmediata en las condiciones de trabajo. Vea de qué manera en estos breves vídeos.

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En primer lugar, en lo que respecta al almacenaje y la manipulación, el D-Sack® funciona igual que cualquier otro saco de cemento de calidad. Es en el uso del D-Sack® que advertirá la diferencia. Inserte simplemente el saco en la hormigonera junto con los áridos y el agua, y el diseño único del saco junto con la acción mecánica lo triturará en minúsculas piezas que se convierten en parte del hormigón. Imagine el tiempo que podrá ahorrarse no teniendo que rasgar o cortar los sacos para luego echar el cemento en la hormigonera.

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No tener que verter el cemento en la hormigonera evita otro problema: la exposición al polvo de cemento. Aunque los efectos siguen siendo objeto de debate, hay buenas razones para aconsejar a los obreros de la construcción el empleo de protectores bucales y guantes. El polvo de cemento puede ser peligroso. Sin embargo, con el D-Sack® lo evitará simplemente introduciendo el saco en la hormigonera y echándose a un lado.

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Split_P2_Waste_ES1.jpgPor último, obviamente el D-Sack® no genera residuo alguno. Los sacos de cemento convencionales se apilan y deben desecharse. Aparte de constituir residuos peligrosos y demás complicaciones asociadas (por ejemplo, el coste de gestión de los desechos), el tiempo que se ahorra no teniendo que recoger y transportar los sacos vacíos brinda un notable beneficio a cualquier empresa constructora.

El planeta se lo agradecerá.

El D-Sack no se limita a ahorrar en salud, tiempo y dinero a cualquier empresa constructora o contratista. Una evaluación de ciclo vital efectuada por el Instituto Sueco de Investigación Medioambiental (IVL) corroboró que el D-Sack contribuye a reducir el CO2 en una perspectiva de cien años. El dióxido de carbono agregado durante el crecimiento del árbol y posteriormente incorporado al papel permanece dentro de la estructura del hormigón, lo cual aporta al D-Sack un impacto climático un 30% por debajo del de los sacos de cemento.

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